jueves, 24 de septiembre de 2015

Un café entre animales es la gran atracción de Tailandia



Una cafetería se ha convertido en la atracción de moda en Nonthaburi, una ciudad colindante a Bangkok, con un peculiar reclamo: tomar un café entre animales exóticos de distintos sitios de África y, sobre todo,  Asia.


Zorros fennec, suricatos (pequeños mamíferos de la familia de la mangosta que habitan en zonas del sur de África), junto con mapaches o zorros rojos, son algunos de los ejemplares que los clientes se encuentran en Little Zoo Cafe, ubicado en una tranquila zona universitaria de la preciosa  ciudad.
"Existen diversas cafeterías con gatos y perros, pero ninguna con animales como estos. Mi intención es darles a conocer y enseñar a la gente cómo se debe cuidar y respetar a estos mamíferos”, explica  Wachiraporn Arampibulphol, propietaria del  singular local. 

Dos niñas miran curiosas cómo un pequeño zorro fennec juega con una bola de mimbre que le acaban de lanzar, mientras los padres observan muy divertidos la escena tomando unos cafés con un postre de chocolate en una mesa al otro lado de una mampara de cristal.
El local, que abrió apenas hace un mes, se ha convertido en poco tiempo en todo un acontecimiento, no sólo para los vecinos de Nonthaburi, sino que muchos tailandeses se trasladan a la localidad para poder pasar un rato con esos singulares animales. 

"Desde que abrí el café, recibimos una media de 100 personas al día y no damos abasto con las peticiones que nos llegan a las cuentas de redes sociales. No esperábamos tal acogida”, comenta la propietaria entusiasmada. 

La empresaria es también la dueña de todos los inusuales animales que hay en las estancias y afirma que lleva adquiriendo estos mamíferos desde hace más de siete años y que actualmente cuenta con unos 60, entre su vivienda y el local. 

"Todos vivían conmigo en casa, hasta que decidí abrir este establecimiento. Antes de mostrarles al público han de pasar un periodo de adaptación que varía entre seis y 10 meses. Son mi familia, no les expondría a ningún peligro”, aclara Wachiraporn mientras sostiene entre sus brazos a una marmota a la que llama cariñosamente Fatty. 

Pero el café tiene sus restricciones: antes de entrar hay que lavarse las manos y descalzarse, además de estar siempre bajo la vigilancia de uno de los seis trabajadores del centro, que informan a los clientes de las directrices para no alterar a los mamíferos. En la segunda planta, hay varias salas  donde la gente se sienta en el suelo mientras comparte con los animales. (EFE)

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